Situaciones y más situaciones,
penalidades y más penalidades,
si tuvieras la oportunidad?
cambiarías algunas de las dos.
Dos amigas se encontraban,
se abrazaban y se agradaban,
la amistad de ellas,
son como las flores,
amistosas, radiantes y bonitas.
Los tiempos son precisos,
si te asomas consigues entenderlos.
Se confrontan por malos entendidos,
se hablan causando las heridas de los afligidos,
no dudan y van adelante en su necedad,
se martirizan causándose daño,
mas les duele en su interior,
el problema no resuelto.
Si te cansas de una situación,
porque le das tanta vueltas al asunto,
ve recupera lo perdido,
y gusta el dulce panal de los entendidos.
Pasaron años,
y las flores marchitas se las llevó el viento,
la primavera llegó y en el árbol de los cerezos,
brotaba su esplendor.
Las dos amigas se reencuentran,
se hablan, se sientan,
allí mirándose y comprendiendo,
que el tiempo perdido,
es un capricho fenicio,
sus ojos brillantes de alegrías,
sus labios elocuentes,
y lágrimas que salen,
sin entender lo sucedido.
Porque tardas tanto,
ve y haz las paces.
Que bello es el cielo despejado,
no hay nubes que lo opaquen,
sus líneas azules,
imperceptibles a la vista,
después de una solución,
tu amiga vuelve,
como un detalle,
como un regalo,
de tu buena decisión,
y de la baluarte comprensión.
Tu belleza esta;
cuando apartas cualquier ofensa,
y la transformas en cereza,
te la comes y la enderezas.
Tomate la vida como el te,
caliente y frió sigue siendo algo divino.
Autor: Rubén Prado
penalidades y más penalidades,
si tuvieras la oportunidad?
cambiarías algunas de las dos.
Dos amigas se encontraban,
se abrazaban y se agradaban,
la amistad de ellas,
son como las flores,
amistosas, radiantes y bonitas.
Los tiempos son precisos,
si te asomas consigues entenderlos.
Se confrontan por malos entendidos,
se hablan causando las heridas de los afligidos,
no dudan y van adelante en su necedad,
se martirizan causándose daño,
mas les duele en su interior,
el problema no resuelto.
Si te cansas de una situación,
porque le das tanta vueltas al asunto,
ve recupera lo perdido,
y gusta el dulce panal de los entendidos.
Pasaron años,
y las flores marchitas se las llevó el viento,
la primavera llegó y en el árbol de los cerezos,
brotaba su esplendor.
Las dos amigas se reencuentran,
se hablan, se sientan,
allí mirándose y comprendiendo,
que el tiempo perdido,
es un capricho fenicio,
sus ojos brillantes de alegrías,
sus labios elocuentes,
y lágrimas que salen,
sin entender lo sucedido.
Porque tardas tanto,
ve y haz las paces.
Que bello es el cielo despejado,
no hay nubes que lo opaquen,
sus líneas azules,
imperceptibles a la vista,
después de una solución,
tu amiga vuelve,
como un detalle,
como un regalo,
de tu buena decisión,
y de la baluarte comprensión.
Tu belleza esta;
cuando apartas cualquier ofensa,
y la transformas en cereza,
te la comes y la enderezas.
Tomate la vida como el te,
caliente y frió sigue siendo algo divino.
Autor: Rubén Prado
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